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El final: Esa historia del PVC reciclado

Durante décadas, los consumidores han sido bombardeados por parte de la industria de las ventanas de plástico con publicidad sobre sus prestaciones aislantes y sus supuestas ventajas. Nada que objetar a ello, en principio. Sin embargo, el principal argumento utilizado es tramposo. Plantea la equivalencia entre ventana vieja y ventana de aluminio a través de la siguiente exposición: Las ventanas viejas son ineficientes energéticamente hablando, dicho de otra manera, son “malas”. Es evidente que hay pocas ventanas viejas de PVC. Hay muchas más que son de aluminio. El razonamiento que emplean pretende que los consumidores piensen que las ventanas viejas son “malas” porque son de aluminio. De esta manera nos proponen una sencilla moraleja: cambiarlas por unas de plástico.

Como era de esperar, cuando la industria del aluminio ha comenzado a comunicar las prestaciones de sus productos y ha neutralizado, sencillamente con hechos, las pretendidas ventajas de las ventanas de plástico, y ha demostrado que además de aislar lo mismo, el aluminio aporta muchas otras ventajas, la potente industria química del plástico ha comenzado una segunda fase centrada en resaltar unas supuestas propiedades ecológicas de sus productos.

Como veremos, esta nueva estrategia de los productores de PVC no tiene ninguna posibilidad de éxito ya que, en este terreno, la ventaja del aluminio es impresionante. De un lado, porque el aluminio es un material realmente ecológico por ser 100% reciclable, infinitas veces. Es decir, completamente sostenible.

Además, es fácilmente demostrable con datos. Estos son dos de ellos:

5%

Porcentaje de la energía que se usó para fabricarlo la primera vez que se requiere para fabricarlo la segunda y sucesivas veces.

70%

Porcentaje del total del aluminio que se ha fabricado en el mundo en sus 125 años de historia industrial, que sigue actualmente en uso. Entre otras cosas, porque se recicla una y otra vez.

Por otro lado, la estrategia de los productores de PVC está condenada al fracaso porque las supuestas características ecológicas del PVC no soportan el más mínimo análisis.

En efecto, hemos oído decir a sus patrocinadores que el policloruro de vinilo (PVC) es reciclable, sostenible y, por lo tanto, ecológico. Pero resulta que no lo es. Cualquiera puede darse cuenta.

¿Es realmente reciclable el PVC?

Si nos centramos en el concepto de “reciclable”, los argumentos que lo desmienten son numerosos, pero aceptemos, aunque sea a modo de ejercicio, que al menos una parte del PVC se recicla. Aunque el proceso de reciclado debe ser muy caro.

¿Cómo se sabe? Muy fácil, es cuestión de analizar el precio del PVC usado: el precio de la materia prima para este “reciclaje” es cero o incluso negativo. Nadie paga por el PVC usado. No hay un mercado para ello.

Por eso mismo, y porque se está acumulando una gran cantidad de residuos de este material, es por lo que las autoridades medioambientales se ven forzadas a exigir que se recupere de alguna manera, como ocurre con otros muchos residuos. Aunque los mismos productores reconocen que sale más económica eso que llaman “recuperación energética”: Esto significa ni más ni menos que hay que quemar los residuos de PVC para generar calor a través de la combustión y “recuperar” una mínima parte de la energía que costó fabricarlo.

Por cierto, si llegados a este punto el lector se pregunta si el PVC arde, la respuesta es SI.

Pero vayamos más lejos. Si queremos indagar en la auténtica recuperación del material, en el auténtico reciclaje, nos encontraremos con otro importante obstáculo: La fórmula del PVC, que es secreta, ha ido cambiando con el tiempo: El PVC antiguo, el que encontramos en la deconstrucción de los edificios, fabricado hace 20 o 30 años, contiene posiblemente numerosos aditivos que lo hacen irrecuperable: estabilizantes, plastificantes, endurecedores, etc., que en un alto porcentaje han sido prohibidos en años posteriores por ser tóxicos, cancerígenos o peligrosos para la reproducción. Esta corriente de residuos no puede mezclarse con el PVC más reciente. Moraleja: La mayor parte del PVC usado no se puede recuperar para su uso, no puede ser reciclado. Su única salida es la llamada “recuperación energética” que acabamos de comentar. Sin embargo nada se dice de lo que cuesta evitar la emisión de productos tóxicos a la atmósfera, que este procedimiento de combustión lleva aparejada.

¿Es realmente cierto que se pueden fabricar los mismos productos con PVC reciclado?

La respuesta, rotunda, es NO. Y esto es muy fácil de comprobar. La norma europea de perfiles de PVC la EN 12608, bajo la cual se fabrican estos productos, rechaza expresamente el uso de cualquier tipo de PVC reciclado en la superficie exterior de los perfiles, lo que es, a todas luces, toda una declaración oficial de su inferior calidad.

La citada Norma Europea (apartado 5.1.2.3) sólo permite emplear PVC reciclado si se recubre exteriormente de material virgen, de manera que el componente reciclado debe situarse por coextrusión en el núcleo del perfil y estar recubierto por, al menos, 0,5 mm de material virgen.

Cabe preguntarse ¿Por qué? ¿Es que al PVC “reciclado” le perjudica la exposición al sol o a los agentes atmosféricos? ¿O será quizá que el PVC “reciclado” es de consistencia o textura diferentes y se notaría a la vista que está envejecido? No tenemos respuesta para ello. Hasta el momento nunca hemos visto una ventana con PVC “reciclado”.

Veamos ahora el concepto de “sostenible” y veamos, también, que son contundentes los argumentos que nos demuestran que el PVC no es “sostenible”.

Seguro que todos hemos oído decirlo, pero ¿es realmente sostenible el PVC?

Primero debemos dejar claro el concepto de sostenibilidad. La Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 acuñó la definición oficial, contenida en el informe de la Comisión Brundlandt:

Se llama desarrollo sostenible a aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones.

Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo NO es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo, tal y como hoy están planteadas.

Además, si la materia prima de la que procede un producto, como es el petróleo en el caso del PVC, es un recurso fósil, que no se repone, que se agota, el producto no puede ser sostenible, ya que la fabricación de dicho producto no contribuye a lo que se conoce por desarrollo sostenible.

Si nos referimos a la sostenibilidad de las ventanas de PVC, debemos tener muy presente que el petróleo, ingrediente imprescindible del policloruro de vinilo (PVC), es un recurso limitado. Las estimaciones más optimistas nos dicen que el planeta Tierra tiene reservas de petróleo para 50/55 años. Y no hay más. Además, el petróleo no se recicla: no podemos volver a obtener petróleo de los residuos de petróleo. Llegará un momento en que no se pueda obtener más PVC, por lo que la fabricación de ventanas de este material, que hoy es claramente insostenible, llegará a será imposible.

De momento la cuestión se responde fácilmente, solo hay que retener dos conceptos:

Aluminio

Lleva 100 años siendo efectivamente reciclado

PVC

Después de 50 años, nos siguen diciendo que es “reciclable”

¿Verdad que no es lo mismo?


1 “El gran poder calorífico de los plásticos es equivalente al de los carburantes. […]Por esta razón, los plásticos pueden sustituir en parte a los carburantes como materia prima esencial, ofreciéndonos una opción para, al mismo tiempo, conservar los recursos más importantes. Pero no tiene sentido defender el reprocesamiento por mera conveniencia, ya que es necesaria la existencia de unos mercados lo suficientemente grandes para los productos recuperados provenientes de plásticos usados -ya sean materiales provenientes de reciclado, materias primas químicas o energía- para que sean viables otras opciones de recuperación. No merece la pena fabricar nuevos productos que nadie quiere tener.” (Los plásticos son demasiado valiosos para desperdiciarlos – PlasticsEurope Ibérica – 09/2009 - Pág. 6)